BALANCE DE LA EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA. Buenos Aires, agosto 2012

Este documento recoge la información en que se basó mi conferencia impartida en la Universidad S. XXI de Córdoba (Argentina) y en el Centro Galicia de Buenos Aires, en agosto de 2012, organizada por la Fundación Mujer, Paz y Desarrollo que dirige la Dra. Marité Puga.

BALANCE DE LA EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA

María Xosé Porteiro. 15 de Agosto de 2012

  1. QUÉ ES VIOLENCIA

  1. EPIDEMIOLOGÍA Y CAUSAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

  1. SITUACIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA A DICIEMBRE DE 2011

  1. FEMICIDIOS Y SU RELACIÓN CON LA JUSTICIA. ANÁLISIS DE 2011 EN ESPAÑA

  1. CÓMO PERCIBE LA OPINIÓN PÚBLICA ESTE PROBLEMA Y CÓMO LO INTERIORIZA

  1. LA VIOLENCIA EN LA JUVENTUD. España, Méjico, Argentina.

1.QUÉ ES VIOLENCIA

Violencia es el intento de doblegar la voluntad, los actos e incluso los deseos de la persona o colectivo a quien se dirige. Es una construcción cultural, connatural a los sistemas de explotación de los seres humanos, radicalmente distinta a la -agresividad instintiva que compartimos con el resto de especies animales-. Teniendo en cuenta su finalidad podemos considerarla como el instrumento que permite la perpetuación del poder (Lola Ferreiro, psicóloga).

Naciones Unidas define a la violencia de género como todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual ó psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto cuando se producen en la vida pública como en la privada.

En opinión de la psicóloga Lola Ferreiro, esta definición no aborda todas las dimensiones de la violencia y da a entender que la violencia de género es siempre directa (maltrato) y entender la violencia de género exclusivamente como el uso de la fuerza contra la mujer, con los daños que se derivan, es un error que nos separa del camino para su erradicación.

Convivimos con la violencia institucional que sufre a menudo a ciudadanía, bien mediante física materializada en asesinatos torturas, encarcelamientos masivos, etc. que va acompañada de un aparato de violencia estructural constituida por un aparato legislativo ilegítimo, acompañado de grandes dosis de violencia psicológca.

A su vez, la violencia simbólica construida a expensas del descrédito y la invisibilización de las personas discrepantes, impide o dificulta seriamente la organización social para dar una respuesta eficaz a esta situación. La violencia es connatural con el sistema con sus diferentes caras no siempre fáciles de identificar. Es el caso de la violencia estructural ejercida por la discriminación sistemática de la gente más desfavorecidas, que se inserta siempre en un contexto de violencia simbólica expresada en la imagen social que se promueve desde los medios de comunicación de la propia violencia, por la forma de abordarla o por su frecuente silenciamiento.

En este contexto, las claves de la violencia simbólica, estructural e institucional directa, se proyectan al ámbito social y también al ámbito privado contaminando las relaciones entre las personas y promoviendo que estén llenas de expresiones concretas de violencia directa (maltrato), tanto física como psicológica, en la medida en que la frustración crónica que producen la explotación, la desigualdad y la violencia mismas, propician el uso de esta violencia en el ámbito interpersonal.

2.EPIDEMIOLOGÍA Y CAUSAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

El Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la mujer estima que al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo será, violada o maltratada de alguna manera durante su vida. En la mayoría de casos, el maltratador será un miembro de su propia familia. En 48 encuestas de base poblacional realizadas a nivel mundial, entre el 10 y el 69% de las mujeres indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por parte de una pareja masculina en algún momento de sus vidas. La familia se convierte, en estos casos, en el foco de violencia más destacado de nuestras sociedades.

Las desigualdades de género están presentes en prácticamente todas las sociedades del mundo, e incluso en los países con mayor desarrollo cultural y económico no se han erradicado. Observamos diferencias en los derechos de la mujer en todos los niveles sociales y estas desigualdades abonan el terreno para las agresiones contra ellas. Estas diferencias se mantienen gracias a la impunidad social que ampara a los agresores.

En el territorio de la Unión Europea, las cifras nos deparan algunas sorpresas. Países con un alto nivel de desarrollo como Alemania, Austria, Noruega, Reino Unido o Finlandia, presentan tasas de femicidios con índices de prevalencia superiores al 7,7% (número de femicidios por millón de mujeres, según datos de 2010) que llegan al 13,02 en Finlandia o el 13,4 en Austria.

En países con un menor nivel de desarrollo, los índices más altos de prevalencia los encontramos en Lituania, Estonia, Hungría y Bulgaria, con 51.32, 40.01, 16.64 y 13.86 respectivamente.

También hay países donde la prevalencia es nula, es decir no se han computado femicidios al menos en el período 2000/2006. Es el caso de Francia, Liechtenstein, Serbia y Suecia.

España se encuentra en los niveles bajos de la tabla con menor prevalencia de femicidios (5.15) que Austria, Finlandia, Alemania, Holanda, Noruega, Reino Unido, Luxemburgo, Italia o Portugal. Por debajo de España encontramos a Francia, Liechtenstein, Suecia, Bélgica, Suiza, o Dinamarca.

Según la última macroencuesta del Instituto de la Mujer de España, cada año son aproximadamente el 12% de las mujeres las que son maltratadas en este país.

Es difícil establecer las causas concretas de esta violencia, pero los expertos apuntan a la desigualdad de la mujer en el plano personal y social, así como al uso injusto de la violencia como medio para resolver conflictos. La sociedad se encarga de invisibilizar y naturalizar la violencia dentro de la relación conyugal con mandatos de género que incluyen creencias sexistas que justifican la tolerancia a la agresión. A las mujeres se nos inculcan desde pequeñas, valores como: “el amor verdadero lo perdona todo”, “la responsabilidad de la mujer es cuidar a los suyos antes que a ella misma”, “una mujer sola está incompleta” o “los abusos sexuales dentro del matrimonio no son tales”. La distribución desequilibrada del poder dentro de la familia se considera algo natural y hasta “biológico”.

Las mujeres, ligadas mediantes distintos vínculos a sus agresores: emocionales, económicos, legales, hijos, etc… ve reducida su capacidad de defensa al encontrarse aislada y con una sociedad que le da la espalda en “sus asuntos privados”. Por ello, aunque la violencia de género tienda a iniciarse en los primeros momentos de la relación y en muchos casos durante el primer embarazo, la mujer tarda una media de ocho años hasta que comenta este problema.

Las cifras de denuncias por maltrato representan entre el 5 y el 10% de los casos que se producen. Las estadísticas indican que a menudo pasan de 5 a 10 años desde que ocurre el primer episodio de violencia hasta que se denuncia por razones que van desde la esperanza de que la situación cambie, el miedo a represalias, la vergüenza, el fracaso o la culpa, o la habituación a los comportamientos violentos, la dependencia psicológica o inseguridad, el miedo al aparato judicial, no saber a quién dirigirse o a qué servicios acudir y la falta de apoyo familiar, social o económico.

3.SITUACIÓN EN ESPAÑA A DICIEMBRE DE 2011

En el cuarto informe anual del Observatorio estatal de violencia sobre la mujer publicado en noviembre de 2011 se dice que durante 2010 llegaron a los juzgados un total de 134.105 denuncias por violencia de género. Esto supone una media mensual de 11.751 denuncias y una media diaria de 367.

Los recursos judiciales existentes para estos asuntos, a 31 de diciembre de 2010 eran los siguientes: 461 juzgados especializados, con competencia en violencia sobre la mujer. 17 juzgados de lo penal, especializados. 69 secciones de las Audiencias Provinciales. 26 10 unidades de valoración forense integral. 26 equipos psicosociales.

Otros recursos empleados para la información y asesoramiento jurídico son el servicio telefónico que en 2010 se atendieron 67.696 llamadas por violencia de género en el ,

En el servicio telefónico de ayuda a adolescentes y niños en riesgo fueron atendidas 553 llamadas, de las que en 83 la víctima directa era una mujer menor de edad (media 16 años), y 470 llamadas fueron de menores (media 10 años) que se encontraban en el entorno familiar de mujeres víctimas.

En cuanto al número de internos en centros penitenciarios el total de varones a finales de 2010, que cumplían condena en centros penitenciarios era de 48.862. De éstos, 5.030 lo eran por violencia de género (10,7%). Además 10.756 se encontraban en prisión preventiva, de los cuales, 296 lo estaban por violencia de género y de éstos últimos el 24.3% lo estaban por homicidio o asesinato de su pareja o expareja.

El total de personas enjuiciadas y condenadas por violencia de género entre: 2006/2010 fue de 106.073. De ellos, 82.908 fueron condenados106.073, lo que supone un porcentaje medio del 78%.

La legislación española diferencia entre delito y falta, atendiendo las penas que se establecen, y las consecuencias de la agresión. Son faltas las agresiones que causan una lesión que no requiere más que una primera asistencia facultativa. Son delitos las agresiones desde la primera que se produzca, superándose el requisito de habitualidad de la acción que existió hasta 2003, incluyendo no sólo las agresiones físicas sino también las psicológicas.

4.FEMICIDIOS Y SU RELACIÓN CON LA JUSTICIA. ANÁLISIS DE 2011 EN ESPAÑA

El informe del Consejo General del Poder Judicial de España respecto a los 63 femicidios ocurridos en 2011 analiza las circunstancias en que se produjeron. Todas las mujeres muertas en el ámbito de la pareja o ex pareja fueron asesinadas por sus parejas masculinas por lo que se consideran violencia de género. Las mujeres tenían entre 26 y 45 años (media de 42 años), y entre la víctima mortal y el presunto agresor predominan los casos en que existía o había existido vínculo matrimonial y de éstos, el 72.5% de las víctimas mantenían el vínculo afectivo en el momento de su muerte.

Un 35% de las fallecidas fueron extranjeras y un 65% españolas. Se apreció en 2011 un descenso de las extranjeras procedentes del norte de Africa pero el grupo más representado siguió siendo el de las mujeres latinoamericanas, seguidas de las procedentes de Europa del Este. El porcentaje casi se repite en los agresores que fueron un 34% extranjeros y un 66% españoles.

El lugar donde se registra mayor número de muertes es el domicilio común (72% de los casos. El método empleado para el crimen es el uso de arma blanca en el 57% de los casos, seguida de arma de fuego.

Tras los hechos la respuestas de los agresores mortales de sus parejas tienden a responder, por este orden, con la detención, el suicidio, intento de suicidio, entrega o huída. Esta última es la que se registra con menor frecuencia (3%). La mayoría se entrega directamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (70%), o permanece en el lugar del delito hasta que son detenidos. Un grupo importante (27%) se suicida o se auto agrede.

En 2011 un 26% de las mujeres muertas habían presentado denuncia. Sólo en dos casos se produjo la muerte simultánea de la mujer y de los hijos. En un caso, el hijo tenía 16 años y en el otro, 22. En otro caso la mujer muerta estaba embarazada.

También se analizan en este informe los casos de varones víctimas mortales a manos de sus parejas, 7 en total, de los cuales 5 lo fueron a manos de una mujer y 2 a manos de un hombre. La edad media de las víctimas estuvo en 44 años. En el momento de la muerte, 5 mantenían la convivencia. Todas las víctimas masculinas fueron españolas, mientras que los/as agresores/as lo fueron en un 85,7%.

Ninguna víctima masculina había presentado denuncia previa. Sólo una mujer, presuntamente agresora, había denunciado a la víctima por malos tratos. También en estos casos el domicilio es el principal escenario y los métodos para la ejecución del crimen fueron, de mayor a menor, el arma blanca, de fuego, envenenamiento, hacha, incendio y asfixia. Las 5 mujeres agresoras fueron detenidas todas o se entregaron voluntariamente. De los 2 varones, uno se suicidó y el otro lo intentó.

El examen de las actuaciones judiciales previas al resultado de muerte deja ver que los hechos mayoritariamente denunciados, aparentemente pueden parecer de cierta levedad: insultos, amenazas, empujones… o de una entidad que, en su redacción en las declaraciones policiales o judiciales, difícilmente permiten presagiar una muerte. Ello nos indica que no es la violencia física extrema la que conduce a la muerte, sino que en la mayoría de los casos es el clima de dominio el mayor indicador del desenlace. Por nimio que pueda parecer un hecho puede servir de detonante. Por ello el legislador tipificó las amenazas, que antes eran consideradas como leves, como delito y en el análisis del año 2011 se aprecia que más del 85% de las denuncias presentadas previamente son por insultos, vejaciones, amenazas, empujones… Además se refleja que los agresores, en sus declaraciones en sede judicial, culpabilizan a la víctima o ellas manifiestan que son acusadas de infidelidad. Esto refuerza la versión de que existe un ánimo dominador y controlador de los denunciados.

Otro de los motivos esgrimidos por los presuntos agresores es la acusación de que su pareja quiere quedarse con los bienes o el dinero. Estas presiones que ejercen los agresores sobre sus víctimas, privándolas, limitándolas o cercenando la libre disposición de bienes y dinero, sobre todo cuando ellas anuncian una separación, se debe considerar como un acto de violencia más que ejercen sobre las mismas.

5.CÓMO PERCIBE LA OPINIÓN PÚBLICA ESTE PROBLEMA Y CÓMO LO INTERIORIZA

La configuración del estado de opinión acerca de la violencia de género como algo inaceptable por principio es del 91.4% en la población española. El 87% lo considera un problema bastante extendido que no tiene visos de reducirse de momento. Sólo un 10% dice tener conocimiento de ella a través de su experiencia cotidiana, por mujeres cercanas, en el ámbito laboral o experiencia propia, lo que apunta a que la violencia de género sigue encubriéndose cotidianamente en el ámbito privado.

El 35.8% cree que la violencia de género es un problema compartido ya ente ambos sexos, aunque la mayoría, el 62,7% lo sigue viendo como algo que preocupa sobre todo a las mujeres.

El 79,6% opina que las principales razones de que muchas mujeres no denuncien son el miedo y la vergüenza. La mayoría de las respuestas indican la necesidad de un apoyo integral a las víctimas. En cuanto a los mecanismos más eficaces para luchar contra la violencia de género, los hombres enfatizan más el papel de la educación, mientras que las mujeres dan importancia al endurecimiento de las penas. En ambos casos se destaca mayoritariamente la importancia de la socialización y la concienciación.

En cuanto al tratamiento que dan los profesionales de los medios de comunicación, se coincide en que el término utilizado mayoritariamente para definir el maltrato de un hombre a su pareja o ex pareja es el de violencia de género, seguido del de violencia doméstica, violencia contra la mujer, e incluso, violencia machista.

Una gran mayoría considera que se trata de un asunto de interés público y están de acuerdo en que los casos de violencia de género deben ser narrados como un delito contra los derechos humanos.

Los medios de comunicación aparecen como la principal fuente de conocimiento sobre la violencia de género, siendo por este orden la televisión, radio y prensa. La opinión mayoritaria no considera que el tema esté sobredimensionado por los medios.

Se considera igualmente que la objetividad en el tratamiento de la violencia de género en los medios está relacionada con la capacidad profesional para hacerlo. El 95.6% manifiestan una notable expectativa de que se publiquen noticias positivas sobre mujeres que consiguen salir del círculo de la violencia de género. Algo que se echa en falta en este momento.

Aparece mayor disparidad ante la consideración de si el suicidio del agresor es un dato muy relevante en la publicación de las noticias de este tipo.

Más del 80% opinan que los medios debieran estar obligados al cumplimiento de una normativa específica de comunicación para tratar estos casos a fin de garantizar la objetividad y evitar el sensacionalismo, teniendo en cuenta la notable incidencia que se les atribuye en su prevención o incitación a casos similares. La normativa se sugiere para los siguientes supuestos:

  • Evitar detalles morbosos de los crímenes o agresiones.

  • Evitar la justificación de los actos del agresor al relacionar los hechos con traumas, enfermedades o adicciones.

  • Evitar la difusión de datos que identifiquen a la víctima, aunque sí difundir los datos que identifiquen al maltratador.

  • Fomentar el respeto a la privacidad de las víctimas y la protección de los datos.

  • Fomentar la información de los derechos de las víctimas y a dónde pueden acudir.

  • Fomentar el reconocimiento y la identificación de los malos tratos a las mujeres, o mencionar informaciones positivas sobre la protección de la víctimas y los procesos de salida de la situación.

El análisis secuencial de los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas de España (sondeos mensuales de opinión) entre 2002 y 2012, tomando como referencia el mes de junio, aporta datos muy interesantes sobre el valor atribuido a las muertes por violencia de género, si se comparan por el otorgado a las muertes producidas por el terrorismo de ETA.

En el período de 9 años y medio comprendido entre 2003 y julio de 2012, la violencia de género se cobró 365 víctimas.

Analizando las respuestas a la pregunta de los Barómetros del C.I.S, sobre cuáles consideran las personas encuestadas los tres principales problemas de España, vemos la siguiente relación.

En 2003 ETA asesinó a 3 personas y esto supuso que un 43.3% lo considerase uno de los 3 principales problemas, mientras que las 73 mujeres asesinadas por sus parejas motivaron sólo un 3.2% de respuestas.

En 2004 no hubo ninguna víctima de ETA pero este hecho seguía preocupando al 45.3% de la población. Los 72 femicidios produjeron una respuesta del 8%. Este fue año electoral y el PSOE llegó al poder con la promesa de hacer una Ley contra la violencia de género que fue aprobada en diciembre de ese mismo año.

A partir de 2009 el terrorismo dejó de considerarse uno de los principales problemas de España y el total de asesinatos por este concepto hasta 2012 ha sido de 4 personas. El número de femicidios se ha mantenido en los mismos márgenes siendo de 73 en 2010, 61 en 2011 y 32 en el primer semestre de 2012. La preocupación por este asunto estaba en julio de este año en el 0.4%. En 2012 los problemas que más preocupan a los españoles son el paro (82%), la economía y la política. La violencia de género se ha borrado de la agenda.

A modo de conclusión podría estimarse que el interés por este asunto tiene que ver con la iniciativa política y su proyección mediática. Cuando estas desaparecen, la violencia de género pasa a un plano mucho menos relevante. Asimismo es notable observar la diferente valoración que se da a una muerte por terrorismo respecto de una muerte por violencia de género.

6.LA VIOLENCIA EN LA JUVENTUD. España, Méjico, Argentina.

El análisis secuencial de las estadísticas oficiales sobre los 603 femicidios contabilizados en España entre 2003 y 2011, considerando los que fueron de mujeres menores de 30 años, nos da los siguientes resultados:

AÑO

%

Menos de

30 años

Menos de 20 años

Menos de

16

Total femicidios año

2003

23.9

17

1

71

2004

30.6

22

6

3

72

2005

33.4

19

5

57

2006

25

17

2

68

2007

29.6

21

2

71

2008

33.3

25

5

75

2009

29

16

5

55

2010

23

17

1

73

2011

27.9

17

3

61

27,3%

171

30

3

603

Un estudio realizado por el Servicio de la Mujer realizado en Euskadi durante 2009 sobre 400 mujeres adolescentes, sobre los noviazgos juveniles, concluyó que no asociaban el maltrato psicológico con la violencia de género.

El 80% “no relacionan la falta de amor con el maltrato y piensan que se puede agredir a alguien que se quiere”

El 45% no percibe los síntomas de violencia.

Ven el control, los insultos y las humillaciones como un rasgo propio del género masculino y no como algo que les puede causar perjuicios importantes. Por tanto no les exigen cambios y se resignan a soportar situaciones que pueden desembocar en un problema aún más grave en la edad adulta. También relacionan los celos con la existencia del amor y no calibran el daño del acoso o la indiferencia.

Por otra parte, la sociedad presiona a través de canciones, imágenes y múltiples mensajes que invitan a encontrar un príncipe azul y transmiten una idealización del amor romántico.

En los dos años que duró el trabajo se pudo comprobar que aquellas chicas que compartieron sus experiencias con otras cuya valoración sobre sus derechos en pareja era más acertada, reconocieron sus conductas como erróneas y variaron su percepción”.

Otro estudio posterior, de julio de 2010, realizado por el Ministerio de Igualdad sobre violencia de género entre jóvenes de 15 a 25 años, dio los siguientes resultados:

Un 13.1 % de los chicos jóvenes reconoce haber ejercido algún tipo de maltrato sobre su pareja.

Un 10% de las chicas también aseguran haber vivido estas situaciones en alguna de sus relaciones.

Un 13.7% de los chicos ha demostrado en algún momento actitudes sexistas o en las que relacionan la violencia como respuesta a ciertas situaciones.

En ese apartado se incluyen a aquellos que respondieron que “los hombres no deben llorar” (11.7%), que “está justificado agredir a alguien que te ha quitado lo que era tuyo” (22.7%), o que “es correcto pegar a alguien que te ha ofendido” (14.4%). Entre las jóvenes el porcentaje incluido en este grupo se reduce hasta el 4.%.

En relación con la percepción de la violencia de género, el 35% de los chicos no considera que controlar todo lo que hace la pareja sea maltrato, como tampoco lo es para el 30% decirle que no vale nada o para el 26% controlar sus relaciones con otras Einsultan, un 15.1% tampoco percibe maltrato cuando su pareja trata de que no vea a sus amigas.

Un 5% de las jóvenes están en riesgo de ser víctimas de violencia de género por la percepción que tiene de qué es y qué no es maltrato. Además un 19% demuestran un riesgo intermedio de poder llegar a sufrirlo. Entre los varones, un 3.2 muestran altas probabilidades de convertirse en maltratadores y hasta un 32.1% tiene una probabilidad media.

De estos resultados se concluye que cuando alguien considera que la violencia es normal, hay mayor violencia. De ahí l importancia de transmitir al conjunto de la sociedad que la erradicación del modelo dominio-sumisión que conduce a la violencia de género, es una tarea que afecta a todas las personas y contextos desde los cuales se reproduce o se transforma la cultura.

El sexismo y la violencia de género no son fatalidades biológicas, sino productos culturales en los que se reproduce un modelo social ancestral a través de mecanismos fuertemente arraigados.

En la investigación denominada Violencia de Género en las Universidades Españolas, desarrollada por iniciativa del Ministerio de Igualdad y la Universidad Complutense de Madrid, se encontraron resultados muy semejantes a otras realizadas en EEUU y Canadá. Las cifras justifican la necesidad de establecer medidas de prevención o de resolución ante las situaciones de violencia de género en las universidades. Algunos de los estudios analizados dedican especial interés precisamente a cuál es la respuesta de las instituciones ante este tipo de situaciones, concluyendo que las universidades generan climas más adversos para las mujeres que para los hombres, llegando a dificultar activamente, en algunos casos, la denuncia por parte de las víctimas.

Algunos investigaciones han estudiado el impacto o las consecuencias de haber sufrido violencia de género para las trayectorias personales y carreras profesionales o científicas de las mujeres. Estas consecuencias pueden llegar al abandono de unos estudios o de una carrera y afectan no solamente a las víctimas directas, sino también a personas de su entorno que se posicionan en solidaridad con ellas.

En este trabajo se aportan interesantes resultados sobre el papel de los medios de comunicación para la prevención de la violencia de género, recomendando incrementar las condiciones que favorecen el positivo papel que éstos pueden tener contra este problema si mantienen buenas prácticas, que son muchas y muy influyentes, y reducir las malas prácticas que, además, han de ser contrarrestadas por la educación a través de la alfabetización audiovisual.

La principal fuente de información en el tema de la violencia de género que reconocen profesorado y alumnado son los medios de comunicación, por este orden: cine y televisión los estudiantes, informativos de televisión y prensa los profesores.

La influencia de los medios se detecta también en el acuerdo generalizado entre los adolescentes con tres de los mensajes en los que más han insistido: la violencia de género es uno de nuestros principales problemas sociales superando la tradicional tendencia a reducirlo a un problema privado; la víctima no es culpable de la violencia que sufre; y debe denunciar dicha violencia para salir de la situación en la que se encuentra, pensando incluso en el bienestar de sus hijas e hijos.

Los mensajes de los medios sobre sexismo y violencia de género llegan más a las jóvenes, y son los preferidos por el profesorado que se ocupa de la prevención en los centros educativos. Entra las ventajas de los documentos audiovisuales adecuadamente seleccionados, destaca que favorecen un mayor impacto emocional, son recordados por más tiempo, estimulan la empatía, son más fáciles de compartir por el conjunto de la clase y llegan incluso al alumnado con problemas para atender a otros tipos de información.

Las malas prácticas que se deberían erradicar, según los resutados de este estudio, son:

  • La reproducción de una imagen sexista y estereotipada de las mujeres y de los hombres que se produce, sobre todo, en los videojuegos, series, publicidad, revistas juveniles y películas.

  • La presentación de la violencia con características que favorecen la identificación de la infancia y la adolescencia con dicho problema, al quedar asociada al poder, el atractivo o simpatía de quien la ejerce, legitimada como forma de resolver conflictos o trivializada, como suele ocurrir con los videojuegos, las series, la publicidad, revistas y películas.

  • Las situaciones en que se pone en juego la seguridad de las víctimas, su derecho a la intimidad y a la dignidad, o en las que incuso pueden revivir el maltrato a través de los medios.

  • Las situaciones en las que la información sobre el maltrato se aborda en contextos o con procedimientos propios de la telebasura: explicaciones simplistas, parciales o interesadas, que dificultan una adecuada comprensión de las condiciones que lo provocan y, sobre todo, de sus posibles soluciones, utilizando el sensacionalismo para atraer a la audiencia, convirtiendo la violencia de género en parte de un espectáculo y mezclando la información con la opinión, y los análisis de investigaciones y personas expertas, con opiniones sin fundamento que reproducen estereotipos y distorsiones.

Para comprender el riesgo que suponen estas malas prácticas, conviene recordar que la exposición repetida a la violencia a través de la tecnología audiovisual puede producir cierta habituación, es decir, dejar de responder a un estímulo cuando se repite y necesitar dosis posteriores más altas. Esto supone el riesgo de considerar la violencia como algo normal, inevitable, reduciendo la empatía con las víctimas, así como la tendencia a buscar y emitir mensajes cada vez más violentos y sensacionalistas con la escalada que de ello puede derivarse.

Además de erradicar las malas prácticas, es preciso favorecer desde la educación una actitud reflexiva y crítica respecto a los mensajes de los medios de comunicación, con especial atención a los mensajes sobre violencia en general y sobre violencia de género en particular.

e

Deja un comentario

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close